Día de Protesta

Muy temprano sonó el teléfono, era la voz de don Carlos Sherman, auxiliar del Liceo "Pedro Montt", había inquietud en esa voz:
- Don Luis, El Liceo ha sido tomado por los alumnos, parece que se quedaron anoche al interior del Establecimiento, después del ensayo de la Banda, quiero saber cómo procedo.
- Don Carlos, trátelos con la naturalidad de costumbre y sugiérales que se mantengan tranquilos y que no admitan a personas extrañas. Llegaré allá lo más pronto posible.
Hacía un mes que circulaban rumores sobre el traspaso del Liceo a una Corporación Particular. El Alcalde de Valparaíso estimaba que el Establecimiento sufría del mal de "una muerte anunciada". Yo pensaba distinto, un Liceo con matrícula en aumento, considerado como Colegio piloto en la colocación de Computación, que gozaba de buena salud, sólo podría morir, estando sano, de tanto anunciarle la muerte.
La comunidad de padres, alumnos y profesores estaba muy inquieta. El suceso de esta toma era algo previsible.
Al llegar al Liceo, observé que la Avenida Alemania estaba abarrotada de gente, en las ventanas del Local colgaban lienzos con leyendas de protesta y una camioneta con parlantes circulaba por el lugar, deteniéndose en la Plaza Bismarck.
Se acercó un oficial de Carabineros y me dijo:
- Señor, si usted así lo dispone, procederemos al desalojo de los estudiantes de la toma.
Aduje que no era necesario, que los jóvenes se mantendrían en calma, la Avenida Alemania no tendría problemas con el transporte de vehículos, que el asunto lo iríamos tratando en el transcurso de la mañana. Yo sabía que una entrada de la fuerza pública no era aconsejable, los estudiantes se resistirían, habrían lesionados, la situación se tornaría muy grave. Hablé con los dirigentes estudiantiles y les pedí tranquilidad, a cualquier muchacho inquieto o violento ellos deberían sacarlo sin contemplaciones.
Al atardecer me llamaron de la Corporación Municipal y me informaron que la Alcaldía había desistido en su propósito de traspasar el Liceo. A la mañana siguiente comuniqué a la comunidad liceana la decisión de la autoridad. Agradecí, asimismo, el apoyo del Colegio de Profesores de Valparaíso.
Comprendí, en ese instante, que el Liceo ya no era el mismo. Empezaba a entender el lugar donde estaba. Siempre lo había imaginado como un ente incomprensible, su problema estaba en el origen, provenía de la fusión de un Liceo con una Escuela, ambos habían tenido su propia historia, pero ahora tendrían que vivir juntos un presente distinto.
Me unían muchos lazos tanto con los profesores de la rama básica como de la media, mi origen estuvo en ambas realidades. El Liceo "Pedro Montt" tendría que considerar la rica historia de lo que fue la escuela, también necesitaba tener en vista los aires nuevos de un Liceo que tuvo su nacimiento en un ambiente típico porteño como los son los cerros Alegre y Concepción.
El Liceo, además, debería abrirse a las nuevas corrientes que llegaban a la Región como era la tecnología, la llegada de nuevos personajes que hablan otros idiomas y que nos cuentan de otras comarcas del mundo, diversas formas de entender los acontecimientos, entender que ya no somos un grupo humano cerrado y estático, que debemos continuamente actualizarnos y ser lo bastante curiosos para poder entender lo que estamos viviendo. Quien no lo haga así corre el riesgo de ser considerado fatalmente un ser del pasado viviendo en un presente que ya no será de él, porque ya no tendrá ninguna misión que cumplir.
0 Comments:
Post a Comment
<< Home