La niña de Gorliz, España

Desde las cinco de la tarde del 17 de julio de 1936 ya las cosas no fueron iguales en aquella ciudad vasca, los escasos años de la niña no permitían comprender qué sucedía y que ocurriría en los días venideros. Ella no podía saber lo que ni sus padres podían comprender. Había sí un sentimiento dominante cuyo nombre era guerra civil, era un hecho histórico que separaba a los españoles en dos sectores; es más, era una confrontación fratricida, maniquea, o se estaba a favor o se estaba en contra. Todo esto le ocurría a un pueblo "apasionado". Los factores emocionales y psicológicos gravitarían en el conflicto que se avecinaba.
Nadie se atrevería a pensar que esta mal llamada guerra civil significaría un millón de vidas humanas, que sería elegida esta nación de gente maravillosa como campo de experimentación de potencias foráneas. Hubo verdugos, ciegos y bobos, todos igualmente culpables. Esta es la historia de un genocidio feroz, con un país desgarrado de por medio, todo ello mueve a la indignación.
En este conflicto la verdad no tuvo domicilio y todo fue una lucha con pasión en las ideas, y nadie pudo situarse tan por encima del bien y del mal para ser siquiera propietario de esa razón, sólo los años irán trayendo una perspectiva de lo que fue, pero para los que vivieron este acontecimiento no hubo respuesta que los reconciliara. En este fuego no hubo enmienda, hermanos sanguíneos se mataron entre sí, hubo encono, hubo revanchismo, no hubo avenimiento. Hubo razones primeras para morir y luego para vivir sin razón.
Pero los tiempos cambian, las generaciones se renuevan, el mundo sigue su curso, hasta los odios más ancestrales terminan. Han transcurrido varias décadas y la nación española es otra, es posible que su gente luminosa haya aprendido de tan duros acontecimientos. Pero la niña del comienzo de este escrito, ya no está , ella se fue a un país lejano con sus padres y de ese viaje extraño deseo hablar en mi sitio blog http://espana-chile.blogspot.com